En realidad, este tipo de consejos de compra tienen como objetivo señalar posibles debilidades de un tipo de automóvil. A veces es necesario ir un poco más allá para abordar, al menos brevemente, el lado oscuro de la categoría de vehículo en cuestión. En el caso de los SUV, sin duda se puede señalar el mayor peso, la mayor superficie frontal, las ruedas más pesadas y su influencia en la dinámica de conducción y el consumo de combustible.
Si aún así no puedes renunciar al SUV, considera añadir un Audi Q5 a tu lista. La segunda versión, fabricada desde 2017, tiene un estilo más nítido que su predecesora. Cumple con la norma Euro 6 en cuanto a emisiones y, a pesar de ser diésel, no hay sospechas de trampas.
Quien busque un coche familiar especialmente espacioso en un SUV de gama media de Baviera, encontrará más espacio en los SUV compactos coreanos. Pero en el Q5 no falta espacio. Aunque el maletero sigue siendo estándar en esta clase con un volumen de 510 a 1.480 litros, llama la atención que, sobre todo, los asientos delanteros ofrecen un amplio espacio para cabeza, hombros y piernas. Lo que todos los asientos tienen en común (a excepción del respaldo central) es un confort de primera clase y materiales de tapicería de la más alta calidad. Aquí Audi tiene una clara ventaja sobre BMW e incluso una pequeña ventaja sobre Mercedes-Benz.
En la mayoría de los motores turbo, es común que aparezca una ligera neblina de aceite en el conducto de aire de carga y en las conexiones del turbocompresor. Esto es inofensivo desde el punto de vista técnico.
Sin embargo, se vuelve crítico cuando el motor consume mucho aceite durante la conducción, lo cual puede ser causado por un un pie del acelerador excesivamente pesado y poco tiempo para calentarse o enfriarse. Es recomendable evitar tales candidatos.
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El compartimento del motor alberga motores de gasolina y diésel en forma de motores R4 y V6. Los motores en sí no suelen presentar problemas. Después de la actualización sobre el escándalo del diésel, la respuesta del acelerador de los motores diésel se volvió notablemente más lenta, un indicio de la actualización. En casos raros se produce una pérdida de aceite en el turbocompresor.
De todos modos, el Audi Q5 obtiene buenos resultados en las inspecciones generales, superando al viejo BMW X3 de sus competidores directos, aunque el Mercedes GLC lo hace un poco mejor. Sin embargo, hay dos defectos que impiden que el Q5 obtenga una clasificación aún mejor: los topes de los amortiguadores se desgastan prematuramente y las luces traseras también reciben un número de quejas superior a la media. Están integradas en el portón trasero, por lo que deben soportar las constantes subidas y bajadas. Aunque las luces LED deberían ser inmunes a esto, no lo son al contacto con techos bajos en el garaje.
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